Balde de agua fría
El resultado de las elecciones del domingo 2 de junio fueron un balde agua fría para quienes confiábamos en un triunfo de los candidatos de Fuerza y corazón por México o, al menos, una derrota menos aplastante.
Yo participé como representante de partido, del PRD, en la casilla 1201 de la ciudad de Puebla. El triunfo de Morena fue contundente. La jornada sin incidencias ni problemas. Los funcionarios del INE en su papel, haciendo un buen trabajo. Solo Morena cubrió el total de representante de partido en todas las casillas, incluso de a doble. El ambiente cordial y mucha participación.
Vi mucha gente mayor, de la tercera edad y ancianos, personas en sillas de ruedas llevados por familiares. Bastantes jóvenes y adultos muchos. En familia, en pareja y de a uno. Esperando hasta una hora para poder votar.
El resultado de la casilla donde estuvo dejó claro algo que creo que se reflejó en el resultado nacional: Morena es el partido mayoritario, el PAN el segundo y MC el tercero. Los demás con pocos votos y colgados de los grandes para no perder el registro o ganar beneficios. Incluso como los partidos locales.
El Plan C funcionó. La campaña ilegal, pero real, del presidente Andrés Manuel, dio resultados. No hubo voto diferenciado, todo para Morena. Incluso los votos en coalición fueron muy pocos. La gente tenía claro que debía votar todo Morena, todo PAN, no tanto MC. El pago a los representantes de casilla de Morena fue de 2,500 pesos, a los del PAN y PRD 500 pesos, a los otros no sé.
Afuera de la casilla, como a tres calles, estaba un operador de Morena pagando entre 200 y 500 pesos por voto. Lo denunció una funcionaria del INE y cuando llegó la policía se fue, sin que se le detuviera por el delito de compra de votos.
¿Por qué ganó Morena de esta manera tan contundente? Porque la gente votó por ellos, por las razones que hayan sido, por las motivaciones que hayan tenido y por las esperanzas de cada uno. La realidad es que el pueblo de México prefiere a Morena y su proyecto de país y de gobierno, que algunos queremos al PAN y su visión de país y gobierno y que otros tantos a MC.
Al viejo estilo del PRI, todo el gobierno se apostó por movilizar a la gente, condicionarlos, intimidarlos, animarlos. Los 23 mil siervos de la nación movilizaron a la gente, los operadores de los candidatos repartieron dinero a manos llenas, las pre pre pre campañas con miles espectaculares posicionaron a los candidatos, la disciplina de Claudia Sheinbaum dió resultado. Ni piso parejo, ni igualdad de condiciones. Volvieron las prácticas de alterar los datos en las actas, de inflar el número de votantes. Ya tocará a la oposición demostrar estas irregularidades y al Tribunal Electoral sancionarlas, en caso de que se comprueben.
Los llamados de los intelectuales, los obispos, las iglesias cristianas, las organizaciones de la sociedad civil, los colectivos, los empresarios y la marea rosa no fueron suficientes para convencer a los votantes del riesgo de continuar con la 4T: volver a un pasado autoritario y antidemocrático.
Para mí es claro que la gran mayoría de los mexicanos quiere un país gobernado por un presidente fuerte, que no tiene contrapesos y que reparte beneficios.
¿Habrá que recriminarles por eso? No. ¿Preferiría que fuera diferente? Sí. ¿Están conscientes del retroceso democrático y de libertades que eso implica? No creo. ¿Se mueven por el beneficio inmediato? Así me parece. ¿Se dan cuenta del gran riesgo que implica continuar las políticas de la 4T? No lo ven, tienen otros datos.
Los que no votamos por Morena, ¿nos damos cuenta del rezago y de las necesidades de quienes sí votaron por Morena? ¿Nos duele la pobreza, la marginación, la falta de oportunidades de millones de mexicanos? ¿Hemos construido un país donde todos puedan beneficiarse incluso a costo de que ganemos menos o tengamos menos? ¿Seguimos siendo individualistas, pensando solo en nosotros mismos y nuestra familia? ¿Hemos vivido cuidando solamente nuestro estilo de vida?
Con este nuevo gobierno, omnipotente, ¿mejorará la seguridad, disminuirán los homicidios, se acabará el crimen organizado, los militares volverán a los cuarteles? ¿Tendremos el mejor sistema de salud del mundo, el septiembre de este año, como ha dicho AMLO? ¿PEMEX será rentable? ¿Dos Bocas refinará gasolina barata para satisfacer el consumo nacional? ¿El Tren Maya funcionará y dejará ganancias? ¿No se tocarán las AFORES? ¿Se restablecerá el derecho al amparo? ¿Se fortalecerán los entes autónomos, contrapeso del gobierno? ¿El INE será mejor y más fuerte? ¿Habrá mayor transparencia? ¿Las medicinas las recibiremos de la super farmacia? ¿Se acabará lo polarización, la estigmatización a los medios de comunicación, el acoso y persecución a los disidentes del gobierno?
¿Por qué tendríamos que esperar que todo esto que nos aqueja cambiara con Claudia Sheinbaum? ¿Es razonable esperarlo? ¿Es factible realizarlo?
En un artículo de Romero Apis, publicado en el Excélsior la semana pasada, dice con ironía: "Hay dos tipos de países: los que son lo que se propusieron ser y los que son lo que les salió." Me pregunto qué tipo de país somos. Lo que me preocupa es que lo que somos sea lo que nos propusimos ser.
Comentarios
Publicar un comentario