INTIMIDADES la fuerza de la música
Los labios expresan lo que hay en el corazón
* (Comparto con temor y cierto pudor lo que la música me provoca)La música siempre ha sido parte de mi vida. Desde niño me gustaba más escuchar que cantar. Al escuchar "veía" cantar a mis hermanos, a mis papás, a mis amigos. Mirarlos hacia que su alegría fuera mía, que sus sentimientos fueran parte de mis sentimientos, que su experiencia fuera mía también.
La música tiene esa gran fuerza, toca las fibras más hondas de mi corazón, me hace vulnerable, me abre y me invita a expresarme. Hay momentos que me hace llorar por dentro, otras veces me llena de alegría o regocijo, en ocasiones me produce una melancolía llena de gozo. La música me toca, llega a lo más hondo de mi corazón.
Hay piezas, como el concierto número uno de Tchaikovsky, que me recuerda la lectura de "La Amenaza de Andrómeda" de Isaac Asymov. Otras piezas, como las canciones de Queen, Electric Light Orchestra u otras bandas ochenteras, me recuerdan a mis amigos de la preparatoria. Pero siempre, siempre, la música evoca algo en mí, saca algo que está guardado, a veces, como un tesoro desconocido.
Ahora a mis 50, con mis hijos y con Paula me gusta cantar. Bailar juntos. Nos divertimos, reímos, gozamos. Ver los rostros alegres, las miradas llenas de luz y vida, los cuerpos que giran, brincan, saltan. Cantar desde el corazón. Entonar las canciones llenas de recuerdos, de vida, de rostros, de aromas, de sentimientos, de recuerdos, de personas que amamos y que por ello, están presentes en nuestra memoria.
Es increíble como unas notas tocadas por una guitarra, un requinto, la cadencia del bajo, los golpes de la batería, la música del piano, del chelo, del violín, los tonos de voces hermosas, son capaces de volvernos sobre nosotros mismos, de abrirnos a la realidad que se nos muestra llena de misterio, de posibilidades, de ser, de plenitud, de vida.
Pero a final de cuentas, lo que más me gusta de la música es la música misma. Expresión de la persona, de sus pensamientos, de sus sentimientos y afectos, de la nostalgia de la vida, de la fuerza del amor. La música expresa lo más hondo que hay en la persona, lo más hondo que hay en mí. Creo que esto es lo que más me asombra, que expresa todo lo que es. Creo que por esto algunos escritores como Lewis imaginan que la nueva creación, cuando Cristo venga por segunda vez, o la creación, es un canto de millares de seres que entonan una melodía divina.
Yo espero que nuestros cantos profanos, al menos como un granito de mostaza, sean ya parte de ese canto celestial. Sin duda lo son.
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