FILOSOFIA ó amor a la SABIDURIA
"Razón: conciencia de la realidad según la totalidad de sus factores"
Alma, principio de vida. Aristóteles definió el alma como el principio de vida de los seres vivos. Distinguió tres tipos de alma, vegetativa, sensitiva e intelectiva. La primera es propia de los seres del reino vegetal, la segunda del los del reino animal y la tercera solo de los seres humanos.
Podemos decir que el alma es "aquello por lo que un ser vivo vive". En el caso del hombre el alma es inmaterial y espiritual, a diferencia de la de los otros seres que es solo inmaterial. La diferencia estriba en que el alma humana subsiste después de la muerte o corrupción del cuerpo y en los otros seres vivos el alma no subsiste sino que desaparece con la muerte o corrupción del cuerpo.
Ahora bien, al ser el alma el principio de vida, es principio del obrar de los seres y cuando se considera de esta forma se le denomina "naturaleza". Por ello todo ser obra de acuerdo a su naturaleza, es decir, de acuerdo a su principio de vida que, a su vez, esta determinado por su "esencia" que es "aquello que hace a una cosa ser lo que es y no otra distinta". Así pues, el alma, la naturaleza y la esencia son conceptos que nos ayudan a entender lo que una cosa es, en el caso de la esencia; el obrar de cada ser, en el caso de la naturaleza; lo que anima a cada ser, en el caso del alma.
Material, inmaterial y espiritual. La realidad, es decir, todas las cosas que vemos y tocamos y todas aquellas que no vemos y tocamos pero que existen como el amor, las ideas, los sentimientos se clasifican en materiales e inmateriales. La distinción es obvia. Material es aquello que tiene materia y por tanto tiene las propiedades de la materia: es limitado, ocupa un lugar en el espacio, tiene peso y medida. Inmaterial es todo aquello que no es materia y que por tanto no tiene esas propiedades. Dentro de las realidades inmateriales se encuentran las que son espirituales, es decir, una "forma de ser inmaterial sustancial", que tiene el ser en sí y por tanto es subsistente.
Sustancia y accidente. Siguiendo lo anterior, el alma humana, es decir, el principio de vida, aquello que nos anima, es una sustancia (substancia) inmaterial y espiritual. Por sustancia entendemos aquello que tiene el ser en sí y no en otro. Es decir, tiene el ser como algo propio. Lo accidental es aquello que necesita de otro para vivir como el color necesita de la materia, aunque no haya materia sin color. Lo accidental no existe separado de la sustancia que es lo que le da el ser, la existencia. Así, el alma humana, al ser una sustancia espiritual, tiene el ser en sí y lo comunica al cuerpo que "vive por el alma". De aquí que la muerte se entienda como la separación del alma del cuerpo que se corrompe o destruye una vez que el alma no lo anima. Dicho sea de paso, este es el milagro de los cuerpos incorruptos como el de San Francisco Xavier o del Beato Sebastián de Aparicio, que el cuerpo no se corrompe aunque el alma no lo habite y aunque no esté animado.
Substancia individual de naturaleza racional. Una definición clásica de Boecio, un filósofo del medioevo, dice, siguiendo a Aristóteles, que el ser humano es una substancia, es decir, un ser que tiene el ser en sí y no en otro; que es individual y por lo tanto es única; que es de naturaleza racional, esto es, que su esencia, de la cual deriva su naturaleza o forma de obrar, es del tipo racional, que quiere decir capaz de tomar conciencia de la realidad, capaz de darse cuenta.
El entendimiento separa y divide lo que en la realidad está unido. Santo Tomás de Aquino explica que el entendimiento, es decir, la capacidad de tomar conciencia de la realidad, conoce separando intelectualmente lo que en la realidad está unido para distinguirlo, para entenderlo mejor. Con esto solo quiero enfatizar que la realidad supera infinitamente nuestra capacidad de conocimiento, que aquello que sabemos y la manera como lo entendemos es apenas una gota de agua en el mar de la realidad. Y esto, más que entristecernos, nos alegra, porque nuestra sed de saber siempre puede ser satisfecha y al mismo tiempo siempre tiene deseos de "algo más".
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