La virtud del buen humor

Al momento de subir al patíbulo para que le cortarán la cabeza, Santo Tomás Moro se dirigió al verdugo y le pidió le ayudará a subir, porque para bajar, "yo solo me las apaño".

El buen humor es tan necesario en la vida como el agua para los peces, sin humor uno se muere de amargura. Más en tiempos de dificultad. 

El buen humor como un estado de alegría o buena disposición llega a ser tan necesario que se convierte en virtud, la eutrapelía que el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española define como "broma amable", "virtud que modera el exceso de las diversiones o entretenimientos", "donaire o jocosidad urbana e inofensiva", "discurso, juego u ocupación inocente, que se toma por vía de recreación honesta con templanza".

"Hay tres maneras de perder el dinero en la vida: mujeres, apuestas y la agricultura. Mi padre eligió la más aburrida de las tres" decía San Juan XXIII, Papa.

El mal humor, nos vuelve pesados, antipáticos, solemnes, cara duras, solitarios. Por eso, hoy más que nunca necesitamos del buen humor que da gusto a la vida, la hace más ligera, alivia las penas, nos hace pacientes, agradables, queridos, nos une con los demás.


"Por mi país de origen sorprendió a muchos paisanos míos la elección de Francisco como mi nombre al asumir el pontificado, ellos esperaban que fuera Jesús Segundo".


Un tratado aparte merece el llamado "humor inglés" que es la cosa que con más seriedad se toman los británicos, es como un rasgo distintivo, un signo de que se poseen los genes correctos para ser llamado "english man". Hay que leer a Oscar Wilde, Chesterton, C.S. Lewis y al mismísimo Bardo Shakespeare para deleitarse con ese humor irónico que no ofende pero que es muestra de ingenio.

En la exhibición floral anual de Chelsea, uno de los floristas le dijo a la Reina que en la antigüedad el lirio del valle se consideraba venenoso a lo que Elizabeth II respondió: "me regalaron dos ramos esta semana. Probablemente, quieren que muera pronto".

Creo que el buen humor es expresión de una persona alegre y la alegría es un fruto del Espíritu Santo. Y la alegría y el buen humor, pienso, son fuente de paz, serenidad y gozo. Así que aquí dejo esta hermosa oración llena del buen sentido del humor de Santo Tomás Moro:

Concédeme, Señor, una buena digestión,
y también algo que digerir.

Concédeme la salud del cuerpo,
con el buen humor necesario para mantenerla.

Dame, Señor, un alma santa que sepa aprovechar
lo que es bueno y puro, para que no se asuste ante
el pecado, sino que encuentre el modo de poner
las cosas de nuevo en orden.

Concédeme un alma que no conozca el aburrimiento,
las murmuraciones, los suspiros y los lamentos y no
permitas que sufra excesivamente por ese ser tan
dominante que se llama "yo".

Dame Señor, el sentido del humor.
Concédeme la gracia de comprender las bromas,
para que conozca en la vida un poco de alegría y
pueda comunicarla a los demás.

Amén.

Don Camilo, hecho una furia, se posó frente al crucifijo y dijo: "ahora sí que le doy un buen tortazo" a lo que el Cristo le respondió: "las manos están hechas para bendecir, Don Camilo", "sí" dijo Don Camilo, "pero los pies no" a lo que el crucifijo le respondió: "tienes razón Don Camilo, pero te recomiendo que sea solo un puntapié".

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