Participación electoral

Desde 1983 he participado en todos los procesos electorales, ¡hasta cuando era seminarista!

En 1983, a los 18 años, la primera vez que fui a votar, en la elección para presidente municipal de Puebla, Jorge Murad contra Villa Escalera, en la casilla de la 9 sur entre 41 y 43 poniente, sucedió que alrededor de las 9 am, después de haber abierto la casilla, nos dijeron que ya se habían agotado las boletas. Como es de suponer, los que estábamos en la fila nos quedamos "de a cuatro": ¿cómo puede ser, si acaban de abrir la casilla? Así que me acerqué para saber qué pasaba y para mi sorpresa, se hizo una montonera de gente que gritaba y empujaba. Los soldados, de verde caqui, uno de cada lado de la puerta de la casa donde se estaba instalada la casilla, empezaron a empujarnos con sus rifles e intentaron cerrar la puerta. Cuando lo lograron, algunos quedamos adentro.

La casilla constaba de una mesa, sobre la que estaba una caja de huevo donde se depositaban los votos. Detrás de la mesa, los encargados, designados por la Comisión de Elecciones, dependiente de la Secretaría de Gobernación, dependiente a su vez del poder ejecutivo. El malestar de quienes quedamos adentro se convirtió en gritos, jaloneos, dimes y diretes y una joven tomando fotos con una Nikon. De pronto alguien tomó la urna y la aventó hacia afuera, pero como estaban cerradas las puertas, yo la caché. Fueron solo instantes, pero si los corriera en cámara lenta, los recuerdo bien. Tomé la urna con las dos manos, di una patada a la puerta de dos hojas que se abrió y aventé la urna a la calle. Una vez caída, la urna fue "despanzurrada" por quién sabe quién y se sacaron las boletas. ¡Todas marcada en favor del PRI! Los encargados de la casilla salieron corriendo e intentaron recuperar las boletas, pero era demasiado tarde. Toda la gente se puso al rededor para protegerlas, la fotógrafa y algunos más, reporteros tal vez, tomaron fotos. Un señor que dijo ser notario llegó más tarde a dar fe de los hechos. Unas horas después, se reinició la votación y pudimos votar.

La gran sorpresa fue que ganó el PRI, frente al sinnúmero de hechos como este y de otro tipo como el clásico acarreo, carrusel, robo de urnas, robo de paquetes electorales, etc. La movilización de los sectores del PRI, CNOP, CTM, CFE, SEP, etc., se manifestaron a favor del triunfo democrático del PRI.

Las manifestaciones no se hicieron esperar y Villa Escalera, que era buen orador y muy
católico, pues en cada discurso decía cosas como esta: "¡contra la soberbia, humildad!", invitó a rechazar el resultado de la elección. 

Nos congregamos en el Parque Juárez y desde ahí marchamos ¡hasta la autopista! para bloquearla. Yo creo que no llegamos hasta allá, pero recuerdo que era un mar de gentes como nunca había visto pues nunca había votado, nunca había pertenecido a partidos alguno.

A partir de estos sucesos fue que me afilié al PAN como miembro activo hasta que dejé de serlo, para convertirme en "simpatizante", no recuerdo en qué año.

Desde entonces he participado en las elecciones como representante de partido, Representante General de 10 casillas, presidente y secretario de casilla seleccionado por el IFE-INE, capacitador electoral, observador electoral, miembro del equipo de comunicación y hasta ayudante del ayudante del ayudante.

Sufrí la derrota del gran Maquío en 1988 y del "Jefe Ciego" en 1994; el triunfo de Fox en 2000 y Calderón en 2006; la derrota de Josefina en 2012 y de "Ricky Ricón" en 2018.

En 1985, en Casas Grandes, fui jefe del comité juvenil del PAN y conocí a Pancho Barrio y, curiosamente, fuimos de los pocos municipios que ganó el PAN ese año.

En 1995-96, fui miembro del comité del PAN en San Andrés Cholula y junto con Aurora Gregorio, compañera de Paula mi esposa en la carrera de arquitectura, con Adán Larracilla compañero de la carrera de ingeniería civil y los vecinos de San Andrés, invitamos, postulamos, logramos la candidatura y participamos en la campaña que convirtió a Jaime Morales Tepanecatl en el primer alcalde de oposición después de 70 años de gobiernos del PRI. Ese año Ana Tere Aranda, que era la presidenta del PAN Estatal, me invitó a integrarme al comité y hacer carrera política. Le dije que no porque en ese entonces tenía la expectativa de ser socio de la empresa en la que trabajaba y preferí seguir el consejo de quien era mi jefe. ¡Cosas de la vida!

Durante estos años he sido testigo de la participación de gente de buena fe, patriotas preocupados por el país y por la gente, muchos de ellos miembros de grupos de la Iglesia o grupos religiosos, otros de asociaciones y partidos, ricos y pobres, educados y menos educados, hombres y mujeres, jóvenes y hasta niños y ancianos, desinteresados que ponían sus recursos, su tiempo y hasta su integridad física en riesgo, movidos por el deseo de un mejor país, de una vida justa, de un gobierno honrado, de oportunidades.

También he visto personas acarreadas que por necesidad o ignorancia o miedo votan por uno u otro partido; convenencieros que se alinean con el que ven que da más o que les paga con dinero, favores, despensas, tabiques, contratos, relaciones; arribistas que eran de un partido y se cambian a otro, que hoy dicen sí y mañana no, que sólo buscan "el hueso" y siempre "caen parados"; fanáticos que se mueven por una "causa" o una "ideología" de izquierda o derecha, populistas o autoritarios; desilusionados por tanta derrota o por ver que poco se avanza o se retrocede o se escandalizan de la corrupción, la tranza, las mentiras; indiferentes, que aceptan el resultados bajo la consigna de "sálvese quien pueda" y "de que lloren en mi casa, mejor que lloren en la tuya".

Para la elección del 2 de junio de este año, voy a ser representante de partido, pues no fui seleccionado por el INE para funcionario de casilla.

Nunca me he querido quedar al margen, ni vivir de la queja y la acusación. México es más que su gobierno, es más que sus gobernantes, es más que sus partidos. México somos todos.

¡Viva México!


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