¡Siempre Listos!

Foto de Arturo Galicia.

Hoy nos enteramos de la muerte de Germán Meiss, el Don Ger, como algunos le decíamos. Yo lo traté poco, pero lo suficiente para reconocer en él un hombre de una fe llena de asombro y agradecimiento gracias al encuentro que tuvo con Cristo a través de los scouts y de la paternidad del hermano lasallista Don Miguel Martínez.

La vida de Germán está vinculada estrechamente al Grupo X de Scouts de Puebla, y a los cientos y tal ves miles de niños, muchachos, jóvenes y adultos que pasamos por el Grupo X y a otros tantos que participamos en las actividades que él ideó y dirigió como encargado de Programas de la Provincia Puebla de la Asociación de Scouts de México.

En Germán pude reconocer dos grandes virtudes: un agradecimiento sincero y profundo a Cristo por haberle salvado pues el encuentro con los Scouts y Don Miguel literalmente le salvó de una vida de "rebelde sin causa"; y una amistad a toda prueba, siempre fiel a sus amigos, a sus convicciones, a ser corregido, a mirar a cualquiera con afecto y, como decía Baden Powell, mirando siempre el cinco por ciento de bondad que hay en cada uno.

Señor y Jefe mío Jesucristo
que a pesar de mis debilidades
me habéis escogido como jefe y guardián de mis hemanos scouts,
haced que mis palabras iluminen sus pasos por el sendero de Vuestra Ley,
que sepa mostrarles Buestras huellas divinas en la naruraleza qje habéis creado,
y conducirlos de etapa en etapa basta Vos Dios mío,
al campo de la dicha y el reposo
sonde habéis establecido nuestra tienda junto a la Vuestra.
Amén.



Quienes le conocimos siendo nosotros unos chamacos, conservamos su amistad con el paso del tiempo al hacernos adultos, asumir responsabilidades, formar una familia. En Germán siempre encontramos un amigo dispuesto a escuchar, a acoger, a corregir, a acompañar.

Su temperamento y su personalidad marcaron a muchos. Unos le quisimos bien y otros no tanto, pero fue bonito ver como aquellos con quien tenía diferencias y hasta rivalidad, con el tiempo se fueron acercando, respetando y hasta tomando afecto. Con el tiempo se fue suavizando su carácter y cada vez más se hizo amable, condescendiente, comprensivo. Nunca le oí criticar o hablar mal de alguien. Eso ya habla bien de su persona.

Siempre me asombró su motivación de fondo, su vida de oración, sencilla, su amor a la Santísima Virgen María, su vida eucarística que incluso al final de su vida le hizo participar en la Adoración Nocturna. Solo así me explico la gran actividad que desplegó durante toda su vida y su disposición a poner todo al servicio de los demás. 

En Germán reconozco, con agradecimiento, a un hombre aferrado por Cristo en su Iglesia. Sin Cristo Germán no sería quien hoy es en plenitud. La conciencia de tener una misión que cumplir, como respuesta llena de afecto a Cristo, llenó todos los instantes de su vida.

Como decimos en el argot scout, hoy Germán acampa en el campo del reposo y de la dicha, llegó al fin de pista, descanse en paz.





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