SALVAR a la FAMILIA !!

Todo el debate que se ha suscitado respecto de las propuestas para legislar sobre los matrimonios igualitarios, las uniones entre parejas del mismo sexo, el aborto, el divorcio, los derechos de las personas que dicen pertenecer a la comunidad LGTB nos provoca y nos obliga, de una u otra manera, a "tomar postura" frente a las iniciativas que a favor y en contra se hacen por diferentes grupos, personas, asociaciones, la Iglesia y el mismo Estado. No es un tema menor.
Esta situación también genera confusión. Máxime en una sociedad plural como la nuestra donde las prácticas homosexuales, lésbicas, abortistas, bisexuales, el divorcio, son prácticas cada vez más comunes y más abiertas. Son como una oleada que viene de mar adentro y que llega hasta la orilla de nuestras vidas particulares y en algunos casos nos arrastra y revuelca. Negar este hecho sería no querer ver la realidad.
Muchos de los intentos que se hacen por "defender" a la familia, el matrimonio natural, la vida desde su concepción, generan encono y enfrentamiento y en algunos casos abonan a la confusión. Al menos así lo percibo entre algunos de mis alumnos y algunos conocidos.
Para quienes aceptamos la autoridad de la Iglesia como una fuente de certeza es clara la postura que reconocemos como verdadera. Es como una luz que nos guía no solo entre las sombras, sino entre el destello de muchas luces que se nos proponen.
Aceptando que este es un tema no solo de debate, sino un tema de "cambio de época", que implica el reconocimiento de algo dramático para muchos de nosotros que, en palabras del P. Antonio Spadaro, "al evitar cuidadosamente reducir lo que es religioso al ámbito político, el Papa Francisco postula el fin de la época constantiniana, rechazando radicalmente la idea de la realización del reino de Dios sobre la tierra". Es decir, ¡nuestra sociedad ya no es una sociedad cristiana! ¡Nuestras leyes ya no son cristianas! ¡Nuestras costumbres ya no son cristianas!
¿Qué hacer? ¿Cómo responder? Frente a esta situación no es que tengamos que resignarnos y encerrarnos en las devociones privadas, más bien como los primeros cristianos, el punto es, ¿cómo responder de manera que nuestra vida sea atractiva, capaz de atraer a los hombres como testimonio de la alegría que Cristo trae a nuestra existencia? ¿Cómo hacer frente al drama humano que anhela la felicidad por caminos que no son los nuestros? ¿Cómo amar un mundo donde todo es contrario a Cristo y al mismo tiempo tan necesitado de Su Presencia?
En la bula de convocación del Jubileo de la Misericordia, el Papa Francisco dice que "La misericordia es la viga maestra que sostiene la vida de la Iglesia. Todo en su acción pastoral debería estar revestido por la ternura con la que se dirige a los creyentes; nada en su anuncio y en su testimonio hacia el mundo puede carecer de misericordia". Es decir, todas nuestras iniciativas, todas nuestras "luchas", todas nuestras "reivindicaciones" deben ser corregidas por este juicio, "ser misericordiosos como el Padre es misericordioso". Y la misericordia o es una experiencia o es un concepto abstracto sujeto a la manipulación e interpretación que hagamos de él.

Por ello les invito a leer, como ayuda para formarnos un juicio frente a esta situación, el texto "Una presencia original" que Don Julián Carrón nos propuso como ayuda para poder afrontar esta difícil situación que, paradójicamente, nos permite abrirnos a los demás para darles lo más querido que tenemos: Cristo.
El texto se puede encontrar en el sitio oficial del movimiento de comunión y liberación www.clonline.org.
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