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Las huellas de lo divino

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  ¿Es verdad que en nuestro ser está inscrita la huella de lo divino? ¿Cómo se manifiesta en nuestra vida? ¿Cómo se hace presente a nuestra conciencia? En la introducción al libro "El sentido religioso", el entonces arzobispo de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio, hoy Papa Francisco, dice: "Yo me atrevo a decir que hoy día la cuestión que más tenemos que encarar no es tanto el problema de Dios, la existencia de Dios, el conocimiento de Dios, sino el problema del hombre, el conocimiento del hombre y encontrar en el mismo hombre las huellas que dejó Dios para encontrarse con Él. San Agustín expresa este reconocimiento de la presencia de Dios dentro del hombre en el famoso pasaje de sus "Confesiones": "Tarde te amé, hermosura tan antigua y tan nueva, tarde te amé. ¡Y tú estabas dentro de mí, y yo afuera, y así por fuera te buscaba! Y, deforme como era, me lanzaba sobre las cosas hermosas por fuera, que tú creaste. Tú estabas conmigo, pero yo no estaba contig...

Razonable acto de fe

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¿Es razonable fiarse, es decir, tener fe? ¿Salto en el vacío? ¿Método de conocimiento? ¿Qué es la fe? Pensamientos a partir del estudio de "El Sentido Religioso" de Luigi Giussani. La fe es un método de conocimiento a través de un testigo, no es un problema religioso, es un método de conocimiento. Esta afirmación parecería contradecir lo que comúnmente se entiende por fe, es decir, una creencia religiosa, confianza en un poder divino, adhesión a una doctrina. Pero también usamos el término cuando decimos que Fulano es persona de buena fe y que Zutano me tiene mala fe; el notario da fe de un hecho y en un juicio los testigos dan fe de algo acontecido. Dice Francis Bacon en al Aforismo 49 del Novum Organum: " El método lo define el objeto ; pues el método no es más que una regla para dirigir la mente en la investigación de las cosas, y no puede ser correcto si no se adapta a la naturaleza de las cosas mismas.” Por tanto, si la fe es un método de conocimiento, debe existir...

¡Todo está en el libro!

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Desde niño he sido un asiduo lector. No lo digo por presunción, sino como constatación de un hecho: siempre me ha gustado leer. Recuerdo unas vacaciones en Acapulco donde leí "Yo pecador", la autobiografía que relata la conversión a la fe cristiana y a la vida como franciscano del tenor mexicano José Mojica. Todavía me veo sentado en la tumbona, junto a la alberca, disfrutando de la lectura entre chapuzón y chapuzón. Una de mis primeras lecturas fueron los cuentos de Julio Verne, "5 semanas en globo", "La vuelta al mundo en 80 días", "De la tierra a la luna". En nuestra casa de Matanzas 1083 en la colonia Lindavista del Distrito Federal, teníamos un librero grande, que a mí me parecía enorme, donde además de libros, cabían dos bocinas y el tocadiscos. De ese librero recuerdo haber tomado, aún recuerdo el olor y la textura de dos libros que ahí encontré: "Así habló Zaratustra" de Nietzche y "Filosofía y vida" no recuerdo de qui...