La virtud del buen humor

Al momento de subir al patíbulo para que le cortarán la cabeza, Santo Tomás Moro se dirigió al verdugo y le pidió le ayudará a subir, porque para bajar, "yo solo me las apaño". El buen humor es tan necesario en la vida como el agua para los peces, sin humor uno se muere de amargura. Más en tiempos de dificultad. El buen humor como un estado de alegría o buena disposición llega a ser tan necesario que se convierte en virtud, la eutrapelía que el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española define como "broma amable", "virtud que modera el exceso de las diversiones o entretenimientos", "donaire o jocosidad urbana e inofensiva", "discurso, juego u ocupación inocente, que se toma por vía de recreación honesta con templanza". "Hay tres maneras de perder el dinero en la vida: mujeres, apuestas y la agricultura. Mi padre eligió la más aburrida de las tres" decía San Juan XXIII, Papa. El mal humor, nos vuelve...