Aceptar el don

"Que la fe les haga rebosar de amor mutuo y de amor a todos". La fe es un don, es decir, un regalo, algo que se nos da sin merecerlo, sin que se nos deba, que no se puede exigir, que no es fruto de nuestro esfuerzo, que es pura gratuidad y como el amor, la única razón del don es el don mismo y la magnanimidad de quien lo da. Si es puro don, entonces no se le puede exigir a nadie que tenga fe o, incluso, que tenga poca fe, salvo el caso de Cristo que es el dador de la fe en tanto que es uno con el Padre y el Espíritu Santo y que reclama a Pedro que se hunde en medio de la tormenta, hombre de poca fe, ¿por qué has dudado?; o cuando dice a los apóstoles, ¿es que aún no tienen fe?; o al padre que pide la curación de su hijo, ¿crees que puedo curarlo?. El asombro de Jesús frente a la fe de algunos no deja de maravillarnos: en verdad les digo que ni en Israel he encontrado una fe tan grande; o, mujer que grande es tu fe, que suceda como has pedido. Pareciera que el homb...