El gozo de ser maestro

Más allá de la formalidad de ser maestro , las clases, en especial este curso de primavera, me permitió "arriesgar" e intentar "dialogar" con mis alumnos. No por un interés meramente académico, sino por un deseo de "exponerme" y comunicar las razones, los motivos, los juicios e incluso los sentimientos que me ayudan a vivir y que nacen de la racionalidad que da la fe, es decir, una inteligencia nueva de la realidad y la posibilidad de una afecto nuevo, más verdadero, hacia todos y hacia todas las cosas. Especialmente me impresionó que mis alumnos tuvieran interés por la materia , por los juicios y por la experiencia que intenté comunicar. Uno de ellos escribió: Me ayudó a ver más allá de los límites de la creatividad y razonamiento, y de mi propio idealismo abstracto, poder expresar sentimientos, opiniones y hasta juicios que antes hubiera pensado que estaban mal, por el simple hecho de que el sistema lo dice. Lo que me llamó la atención de este juic...